Siempre me ha gustado la literatura.
De pequeña ya era una gran devoradora de
libros que, sinceramente, no eran los más aconsejados para mi edad. Era una
lectora precoz. Luego me sirvió para que en el colegio o en el instituto me eligieran
'la lectora universal': todos los libros que nos mandaban leer por temario, yo
los leía y los resumía para que mis compañeros no tuvieran que leérselos
(¡manda narices!)
Y también en aquellos años, empecé a
escribir. Me encantaba. Era una terapia, una experiencia enriquecedora. Ver
dónde podía llegar con la imaginación y recrearme en ello. Era una posibilidad
que me brindaba el convertirme en otra persona, volverme loca, hacer cosas que
ni habría soñado hacer y, tras ello, volver a la realidad como si cualquier cosa.
Últimamente, he abandonado un poco a los
grandes de la literatura para acercarme a la que está un poco más de moda. A la
actual. Y he visto que el mundo literario se está llenando de malas costumbres.
INCLUYENDO LAS MÍAS, ¿EH? No os creáis que ahora me las voy a ir dando de
entendida (¡lo llevaba claro, podddiós!). Siempre he dicho que SOY MEJOR LECTORA QUE ESCRITORA y, de hecho, no
me considero escritora. Simplemente autora de dos novelas que tuve la suerte de
publicar. Aún me queda mucho por aprender y muchas “malas posturas” que
corregir. Y ya ni os cuento lo que me queda para PODER VIVIR DE ESTO.
¡Inimaginable!
Durante estos años muchos aficionados a
la escritura como yo me enviaron e-mails con sus dudas y solicitando mi ayuda
para que sus “bebés” crecieran felices y saludables.
Ojalá hubiera logrado
ayudarlos (o animarlos... eso esperaba, desde luego). Pero, voy a tratar de hacerlo a través de este medio. Recopilando
todos aquellos consejos que les di.
He aquí mis instrucciones. A mi no me fallan (aunque no siempre logre los objetivos, evidentemente):
1) Créate un protocolo y un horario. El mío, por ejemplo, es:
a) Me recojo el
pelo en una coleta y moño (es una manera de decir ‘manos a la obra’, un aviso a
mi cerebro: ‘remángate y disponte a ensuciarte las manos y que nada te moleste
o entretenga’)
b) Limpio mis gafas
y prendo una barrita de incienso.
c) Enciendo el
ordenador (en el mismo sitio, con la misma lámpara) y me pongo a escribir, a la
misma hora, todos los días.
2) No hagas caso de llamadas telefónicas ni de portero
automático ni de nada que no sea tu pantalla, tu teclado, tu Olivetti o tu
papel (a cada uno se le da mejor escribir en según que medio. Hay gente que
prefiere la escritura con pluma, otros con boli, otros con máquina y otros con
ordenador).
Si cumples el horario estipulado luego podrás responder a todas tus
llamadas perdidas. CÚMPLELO: ya sea una hora, dos, media… pero no te levantes
del sitio hasta que no hayas terminado.
3)
No esperes que te venga a visitar LA MUSA de la
inspiración. Picasso decía que el día que recibiera su visita, lo encontraría
currando. Pues yo voy más allá: la musa esa NO EXISTE. Es un cuento chino. Como
lo del Ratoncito Pérez, Santa Klaus, Los Reyes Magos y todas las haditas de los
mundos de Yupi. Habrá días que te líes a escribir páginas como si fueras una
imprenta y habrá días en que sólo escribirás tres frases a derechas. ¡No te
desanimes! El escritor, como ser humano, tiene biorritmos altos y bajos. Días
que estará en la cúspide de su creación y días en los que estará desanimado o
atormentado por problemas externos que inevitablemente lo influirán. De hecho,
quizás a la hora de revisar de esas miles de páginas que has rellenado, sólo
TRES PÁRRAFOS se salven de la hoguera.
4) Los libros TIENEN VIDA PROPIA. No los intentes forzar (hazme caaaaasoooo) Habrá personajes que te salgan “por peteneras” no habrá modo alguno de dirigirlos a donde tú quieres. Los habrá que tenían en tu mente cierta relevancia pero resulta que, a mitad del camino, no aportan nada. Y habrá secundarios de los que quieras prescindir pero página a página se van fortaleciendo. Déjate llevar. Si los personajes o la historia te conducen a un final que te desagrada o que no era el esperado, no trates de convencerlos. Yo, sin ir más lejos, tenía nueve novelas completamente terminadas que no me gustaron jamás porque forcé la historia y los finales. Consejo de oro: la realidad puede, o no, ser creíble pero la FICCIÓN SÍ DEBE SERLO.
5) El momento del fin (como ser vivo que es) llega sin
preaviso. Como todo. Tú sabrás el momento en que tu labor ha concluido. Sigue
sin forzarte. No tienes por qué cumplir un mínimo de páginas y tampoco alcanzar
un máximo. Llegará ese instante en que sepas que tu libro ha decidido terminar,
que ya no tienes nada más que aportar en la historia, que ya has transcrito tu
mensaje.
Si
ha llegado ese “fin”… NO SUEÑES QUE HAS TERMINADO. Ahora viene lo más
complicado. Podría decirse que es el INICIO DE TODO. Has pasado tu embarazo y
acabas de parir. Ahora, hay que alimentar, limpiar y cuidar de la “criatura”.
1.- LECTURA: Ponte en la piel del lector
final. Desinhibete de tu papel de autor. Empieza a leer tu novela y hazlo con
coherencia, con total sinceridad. ¿De verdad te gusta? ¿Es mejorable? ¿Tiene
errores gramaticales, ortográficos, de estilo? ¿Es creíble?
2.- CORRECCIÓN y DOCUMENTACIÓN: Casi al
mismo tiempo, suceden dos cosas:
a) Estás
corrigiendo tus faltas de ortografía, de gramática, de estilo y también estás
aportando cosas nuevas que le faltaban o estás suprimiendo párrafos que no
aportaban nada a la historia. Empiezas a cuestionarte qué personajes son cruciales
y de cuales puedes prescindir.
b)
Documentación. Si esa historia está fechada entre dos periodos seguro que van a
surgir dudas de tipo ¿qué estaba pasando en la historia de esa nación donde he
situado la novela? O datos geográficos. O cualquier tipo de dato. Te recuerdo
que la ficción debe ser creíble por rocambolesca que sea. Esto es lo que se
llama “gazapos”. El protagonista no puede usar un automóvil que no salió al
mercado hasta pasado cierto tiempo. No puede haber montañas en una meseta. No
deben existir monumentos que no sean los que conocemos del lugar. Las fechas,
igual. Si un personaje se encuentra trabajando en el año 2001, cierto día, mira
en el calendario: no puede ser sábado o domingo, o navidad.
3.- CAJÓN CON CERROJO, NUEVO CAMBIO,
NUEVA LECTURA:
Obviamente, tu historia ha cambiado o
se ha visto “ligeramente” modificada. Se han añadido personajes o se han
suprimido. Se han aportado o eliminado datos. Es el
momento en que tu novela tiene que “chupar” cajón. Por muy currante que
seas, no tengas ninguna prisa. Tu cerebro tiene que asimilar los cambios. Déjalo
reposar. Un mesecillo, dos,… lo que te pida el cuerpo. Mímalo, mímate.
Vuelve a leer todo después de ese
periodo de “vacaciones”. Volverán a surgir correcciones y documentación. Seguro
que has citado en alguna página a un personaje que ya no está. Se te habrán
pasado por alto un montón de detalles. Volverás a ver faltas de ortografía,
gramaticales, de estilo. No pasa nada. No te vengas abajo. Nadie es infalible.
4.- LECTURA PROFESIONAL / REVISIÓN:
No nos creamos “Cervantes”, por favor.
Mandemos a un revisor profesional nuestra novela. Si se la envías a un amigo
que te quiere, seguro que la va a ver perfecta. O a tu madre ¡tan contenta la mujer!
No,
no, ¡ni hablar! Negativo. Los revisores de lectura SON INDISPENSABLES. Ni te
conocen ni tienen por ti el menor aprecio ni antipatía. Son personas que leen
mucho, muchísimo y están acostumbrados a hacer ese trabajo. Te enviarán un
informe con varios datos: técnicos, literarios, aspectos positivos, aspectos
negativos, errores ortotipográficos, gazapos, etc… Valorarán tu novela
comercialmente, literariamente, te orientarán de forma totalmente sincera y te
sugerirán nuevos cambios o modificaciones. Yo tengo una buena cartera de ellos.
Preguntadme y os daré mis recomendaciones. Te darán tu informe en
aproximadamente un mes. Espera pacientemente, continúa sin tener ninguna prisa.
5.- ADMITE Y ASUME EL ÉXITO O EL
FRACASO:
Cuando recibas tu informe de lectura,
léelo con atención. No trates de convencer al revisor de que lo hecho está
fenomenal y que él es idiota. Tampoco te excuses ni disculpes nada de lo escrito. Todo lo que te ha dicho es
verdad. Pueden influir, claro que sí, los gustos. Obviamente, habrá gente a la
que le guste la historia y habrá gente a la que no. Pero ese revisor se ha “desnudado”
de prejuicios. Te está contando la realidad pura y dura. Aunque te duela reconocerlo, si tu
novela no es publicable, es que no lo es. Y si te sugiere cambios es porque los
necesita.
Si el informe es positivo y te ha valorado
positivamente tu obra: ¡¡ENHORABUENA!! ¡Adelante! Mándala a las editoriales, agentes
literarios, etc… ¡Hay montones de posibilidades!
Si el informe te sugiere cambios. ¡Manos
a la obra! Te lleve lo que te lleve. No sé tú pero yo desconfío totalmente de los autores que publican dos y tres libros al año. O tienen negros oooo es que han hecho las novelitas como si fueran churros (y como tal es el resultado final)
Si el informe es negativo y te la ha
reseñado como ‘no publicable’. No te pongas a llorar.
O sí..., llora, llora un poco, grita, ¡berrea! pero después,
recomponte.
Te ha hecho un favor: no te has lanzado
al mayor de los ridículos. No te has tirado por el precipicio ni te has
suicidado literariamente. Recuerda que el público no perdona. Si ha leído una
novela tuya y no le ha gustado nada, no volverá a adquirir ni media página que
vaya firmada por ti. Eso, sin hablar de los mil pedazos que van a quedar de tu
persona cuando te pille un crítico y te reseñe tu novela como “un rollo tártaro”.
En este caso no te queda otra que SEGUIR
LUCHANDO. No te preocupes. No es tiempo
ni trabajo perdido: todas esas anécdotas o personajes te valdrán para
meterlas en cualquier otra novela en la que te sumerjas. Seguro que ves el lado
positivo. Y, quizás, esas personas descritas, esos paisajes y esas anécdotas
encajan perfectamente en otra historia diferente. Nunca te rindas. No otorgues
a nadie el don de tu derrota ni tu desmotivación.
Porque… tú y nadie mejor que tú sabe QUE
TE SIENTES DE PUTA MADRE cuando estás escribiendo.
12 comentarios:
Además de escritoras como tú, el mundo editorial necesita revisoras como tú. Y lo sabes tan bien como yo. Besos, guapa.
Madre mía!!! Menuda lección. Me lo apunto todo,todo y todo.
Muchísimas gracias.
Besazos!!!
Gracias, Conchi... lectoras... jajaja, dejemoslo en lectoras como yo... Viniendo de una GRAN LECTORA como tú eres... ¡¡Es todo un honor!! Besotes, guapa, te quiero!
Arman, ojalá te ayude y pronto veamos un libro tuyo en una estantería... Hazme feliz, anda!!! Eres un tesorito!!
Leído e incorporado! ;) Como siempre, genial a la par que util y provechoso! Y ya sabes... Lo que hemos hablado! Cada día un poquito para el blog que eso acaba traducido en satisfacción y subidón autoestima = energia para escribir más y tirar para adelante en la jungla de de las letras.
Gracias, Cariño mío (Lyly)...
A ver si es verdad lo del subidón... pero subidón para todos que es más gordo si lo compartimos.
Tú ya sabes que eres grande, grande, grande... así que poco te puedo aportar. Besazos mil
Gran post! Tomo nota de los consejos. Y aprovecho para darte las gracias por tu comentario en el relato corto que escribí en www.iwrite.es, "El detective".
Un saludo!
Sara.
¡¡Sara!! qué alegría que pases por aquí, mi niña.
Me encantó tu relato, (te lo digo totalmente en serio) tienes mucho futuro en esto. Ojalá un día pueda ser tu lectora y tenga tus libros en mi estantería...
¡¡Ánimo, corazón, que no decaiga NUNCA!!
Un besazo enorme, feliz navidad y que el 2013 te llegue cargado de todo lo que deseas.
Excelentes consejos Miri. Me quedé así O.O
Manos a la obra, los pondré en practica. Gracias por compartirlos.
Un abrazo.
Juan Manuel, me alegro de que te haya gustado y es mi deseo más sincero que te sea util!!!!
Un besazo,
Pues muchísimas gracias Miri, la verdad es que me parece más que interesante y de ayuda tu entrada, mua!!!
Gracias a ti, Silvia.
Es una idea fantástica que te plantees escribir. Tienes cosas fantásticas que contar y una sensibilidad especial para poder hacerlo con maravillosos resultados. Como lectora, me alegro un montón.
Besos,
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