miércoles, 12 de enero de 2011

La vida que viene (si eso) y Guillermo Blanes del Águila



A Guillermo lo "conocí" en Facebook.

A través de una página, dedicada a la literatura, se "colgó" el inicio de su novela y, si he de ser sincera, casi muero de la envidia al "bucear" en aquel texto.

Y, digo bien, porque me empapé con las palabras que flotaban en todas y cada una de las frases. Calándome, en el subterráneo de mi espíritu, párrafo a párrafo.

Con mi "deformación" profesional, me deleité con la descripción de aquella juguetería, el ambiente de la calle a esas horas...

Ese hombre no escribía: ¡DIBUJABA!. Casi pude oler a Gabriela que, no con despropósito, tenía nombre de arcángel.

Quien me conoce sabe que soy un cotorrón y que si no lo digo... ¡me lo digo encima!. Por tanto, me permití el gusto de comentar el enlace.

Cual no fue mi sorpresa que, inmediatamente después, Guillermo me pidió "amistad". Por supuesto, acepté y agradecí el detalle. Me fascinaba la idea de poder "charlar" con un hombre, que posee, sin lugar a dudas, el don que más valoro (el del manejo de las letras), aunque fuera a través de un medio tan poco cálido como es el mundo de internet.

Nos intercambiamos varios e-mails y, finalmente, me ofreció leer su novela.

Acepté sin dudarlo. Aunque, sinceramente, me venía fatal. Andaba yo por la "tropecientaba" corrección de mi tercera novela (con la que aún estoy a tortas) y no quería desconcentrarme con cualquier otra lectura, hasta que no la acabara... que digo yo..., ¿CUÁNDO TENDRÁ FIN?... pero, eso es otra historia que no viene al caso.

Y, un buen día, me envía su fichero por e-mail.

Toooooooooooodo eran pegas:

1) ¿¡¡Quinientas cincuenta y una páginas!!? Pero, ¿cómo rábanos alguien, que escribe una novela por primera vez, puede rellenar tanto folio? ¡No puede ser buena! Este sólo se ha empleado "a fondo" en las primeras veinticuatro.

2) ¡Vaya un interlineado y menuda letra! ¡¡Madre mía, me estoy dejando los ojos!!... ¡¡La virgen!!, ¡El ordenador se me está colgando, cada dos por tres!... ¡Jorobas!, ¿Para qué demonios me habré comprometido?...

3) Voy a comprar el ejemplar y así me apaño mejor... ¿Dónde narices lo encuentro si resulta que la editorial ha dejado de servirlo?... ¡¡¿En El Corte Inglés de Málaga?!! ¿Qué hace en Málaga si yo vivo en Madrid?...

La conjunción de todos los astros convino que tenía que conseguirlo: sí o sí. Vale..., pero:

4) ¡¡Qué horror de cubierta!! ¿Quién ha tenido el mal gusto de haber plantado un 'Bogart de medio pelo' ante una iglesia románica? ¿Va a rezar por su "amor perdido en Paris"? ¡¡Qué adefesio de foto!! (y, la verdad, es que es mala de narices. Una foto en blanco y negro, sin contraste, ni brillo, ni tonalidades de grises, ¡con lo bonitos que pueden llegar a ser!. Nada... Con la de "imágenes" rabiosamente impecables que hay en todo el libro, es casi un pecado haber elegido ésta. Y, encima, ¿A quién se le ocurrió la genialidad de plantarla sobre un fondo negro? ¿Rojo y Negro? pero... ¡Conchas!, ¿Estamos parodiando a Stendhal?

Leo la sinopsis:

"En los años sesenta, en el contexto de la censura del gobierno franquista, un periodista investiga y denuncia la existencia de una organización religiosa cuya actividad está vinculada a unas misteriosas desapariciones. La organización se canaliza a través de una siniestra secta, la cual selecciona familias pudientes que han sufrido la pérdida de un ser querido y, a cambio de dinero, prometen comunicarlos con sus muertos a través de moribundos indigentes. Tomás, que aún llora la pérdida de una de sus hijas desde hace dos años, recibe otro duro revés cuando él y su familia son amenazados de muerte. Una misteriosa cita cambiará el curso de los acontecimientos que rodean la vida del protagonista y abrirá las puertas a una vía para la resolución de los enigmas que se le presentan. El desenlace le deparará una revelación xxxxxxxxxxxx xxx xx xxxxxxx xx xx xxxxx xx xx xxxxxxxxxxxx." =>frase censurada, a propósito, para los que deseen disfrutar con la trama.

5) ¡¡ESTOY HASTA EL GORRRRRRRRRRRRO DE LA LITERATURA Y DEL CINE (el teatro, afortunadamente, es mucho más variado) QUE CRITICAN LA ÉPOCA FRANQUISTA Y LA IGLESIA!! Parece que no hemos tenido más historia que Franco. Y, bien, sí. Puede que fuera una época que dejara "huella". Quizá, muy certeramente, se haya tratado de nuestros años más oscuros... pero... ¿no hay nada nuevo bajo el sol?.

Comienzo a leer, (más forzada que otra cosa)... Y sigo leyendo...

Y, a medida que avanzo, no sólo confirmo que la historia nada tiene que ver con la política y/o con una crítica eclesiástica más. Los malos no son los del régimen, ni los curas pederastas.

Y, poco a poco, voy desnudándome de esa "deformación profesional" de la que hablaba y dejo de fijarme en las palabras escritas para dejarme abrazar por ellas y que me arrastren a otro mundo, otra época, una historia ajena, que consigo hacer propia. Metiéndome, de lleno, en ella.

Y, página a página, constato que voy a haciendo la retrocuenta: Contando las horas y los minutos del día que me van a llevar al momento en que tomo el libro y "desaparezco" de mi realidad cotidiana para sumergirme en las pistas que me llevarán a la verdad. A saber, de una vez, qué ha pasado, realmente. Quién es quién, o qué. Por qué, cuándo, cómo y dónde.

6) "La cosa no pinta bien. Esto va a acabar como el rosario de la aurora..."

Éxito conseguido: ¡¡Enganchada hasta las cejas!!.

Confieso que ningún capítulo me ha dejado indiferente. Me he sentido intrigada, aterrada, emocionada, defraudada, entretenida, divertida... No albergaba muchas esperanzas en poder reír, pero lo hice y, hasta se me ha escapado alguna lágrima.

¿La sorpresa?, que lo que, en un principio, parecía un thriller o una trama de suspense, toma otros derroteros, digamos: "poco habituales". Me da mucha rabia que, en los resúmenes de la obra y las reseñas, se "insinúe" porque, de no haberlo sabido, nunca lo hubiera esperado.

La primera ¡en la frente! : EN LA MISMISIMA CONTRAPORTADA. Error totalmente imperdonable, sobre todo, siendo responsable la que se supone que lo va a comercializar: la editorial.

Y, obviamente, al conocerlos de antemano, tengo que admitir que el final me lo esperaba. Lo que rompe el encanto de encontrarte con un desenlace sorprendente. Es como si te cuentan, antes de ver la peli, que Bruce Willis estaba muerto en "El sexto sentido". ¡¡Es para asesinar al acomodador!!.

También es cierto que, en muchas ocasiones, el narrador (en tercera persona) parece ir avisándote de lo que te espera en las próximas páginas. Pero, a veces, también juega magistralmente a equivocarte, ya que das, por sentado, cosas que pueden, o no, ocurrir. Temas que están zanjados y, poco después "resucitan".

No hay ningún personaje que sobre y tampoco que falte. Algunos ayudan y otros "estorban", pero todos son necesarios. Con frecuencia te encuentras con alguno que suelta alguna "joya" de la vida, que te cala profundamente y otras que, de nuevo, te regala una ancha sonrisa.

Estoy de acuerdo con una reseña que, últimamente, he leído, con respecto a la gramática empleada en los diálogos. Su mayor virtud es, precisamente, su mayor defecto. Como Flaubert, es tan riguroso en el lenguaje a utilizar que se mete de lleno en la búsqueda incansable, de la "palabra exacta", jugándose a perder la personalidad de ciertos personajes que no esperabas fueran tan cultos, ni por asomo (aunque hay más de un taco, sí señor). Pero eso no es óbice para que pierdan su encanto. Al igual que los sitios, los describe fielmente (tanto física como psíquicamente) y les da vida propia y libertad de movimientos.

Y, cuando la acabo, siento una enorme sensación de vacío. ¿Qué voy a hacer, a partir de ahora, con todo ese tiempo libre? Y ¡zás! Vuelvo a la cruda realidad: "Miri... ¿Tienes intención de acabar tu novelodrio algún puñetero día?" y me respondo (a mí misma): "La vida que viene..., si eso..."

Reconozco al lector ideal de esta obra (o al elegido, porque, en realidad, es ELLA la que te elige, como me sucedió a mí), como un ser de cierta sensibilidad. No es un libro para escépticos, ni para agnósticos. Ni para nadie que no sepa lo que es sufrir la pérdida de un ser querido. Hay aforo completo para lectores que no conozcan lo devastador de la añoranza, del recuerdo y del amor.