miércoles, 6 de agosto de 2014

SUPERVIVENCIA EN ABU DABI = EL Ramadán yyy... la carretera.


“Hemos llegado en mala época: el Ramadán.

Eso significa que, desde que sale el sol hasta que se pone, NI ALÁ toma un trago de agua, ni fuma, ni comeeee, niiii... ya no sabemos que más.

Así que al DIABLO OCCIDENTAL le cierran el bar de la piscina, los chiringuitos de la playa y le dan de comer "a escondidas" en los hoteles (ocultos tras unas cortinas). Y aquí servidora, si se quiere fumar un cigarrito, se tiene que ir a la rue, (que ya hay que tener ganas) y hacerlo discretamente, como si estuviera paseando.

Os cuelgo en la imagen la vestimenta típica del hombre de Abu Dhabi. Vamos, que yo que veo menos que Pepe Leches, seguro que me confundiría constantemente de marido. Lo que sí os digo es que la gran mayoría están flacos.

Hay que echarle imaginación para tener una fantasía erótica con uno de ellos, oye, pero algunos hasta te parece que puedan estar fibrosos bajo la túnica ésa.

Ah, OTRO TIPO DE SUPERVIVENCIA ES EN LA CARRETERA: hay autopistas de cinco carriles y los tipos llevan unos Ferraris y unos carros de la leche, los ponen a todo gas y te adelantan: por la derecha, por la izquierda, por arriba, por abajo, por delante y por detrás: de hecho, como te despistes, te sacuden por la retaguardia y te llevan por delante.

¿Quién fue la/s cachonda/s que querían que condujera aquí?”

martes, 5 de agosto de 2014

VIAJE A LOS EMIRATOS ÁRABES UNIDOS - ABU DABI


Como voy contando mi vida obra y milagros, en el Facebook, los que ya habéis ido leyendo mis publicaciones, pues en este punto, podéis dejarlo porque ya conocéis todos los detalles y os voy a aburrir soberánamente.

Es que esto de mi blog a mí me sirve como retroalimentación y, además, cada vez que quiero buscar algún texto en FB, me tiro unos veranos y no lo encuentro y ya me conocéis soy una chica práctica, todo cuanto escribo (da igual lo malo que sea), al final, me sirve para incluirlo en mis novelas. Por eso, nunca he sentido el menor apuro en tirar a la chimenea de Suegrilandia algunas de mis obras (nueve, nueve en concreto, de momento). Ese no es trabajo perdido, se acopla en otro contexto y arreando.

Hoy comienzo con el primer capítulo: mi llegada a los Emiratos Álvarez, como los llama la tita. Pincho, copio y pego, hala.

Buenas,

Ya soy dos horas más vieja que vosotros, ahora mismo.

Una y cuarto de la mañana, cuando en España andaréis por las once.

Contra todo pronóstico esto me gusta. No me costaría nada acostumbrarme a esta buena vida. Hay 100 esclavos detrás de ti pendientes constantemente de tus necesidades: limpian el suelo antes de que lo pises, lo limpian después de que lo hayas pisado; te dan la toalla a la entrada de la piscina, te acompañan hasta la tumbona que elijas, te abren la sombrilla, te la colocan…

Cada vez que sales, a tu regreso, dejas el coche en la entrada y ellos toman tus llaves y te lo aparcan (ni conocemos el parking), al salir das tu ticket, ellos lo sacan y te lo dejan ante tus narices…

Tienes fruta fresca a tu disposición en un saloncito, café para tomar a antojo, unas galletitas que son un verdadero vicio…

Creo que a Jaimete aún le gusta mucho más que a mí (por aquello de lo vaguísimo que es el jodío y lo poco que le gusta hacer el mínimo esfuerzo.

El hotel está en Yas Island. Cerquísima del Yas Island Circuit (circuito de Fórmula 1), del Yas Waterworld park (un parque acuático), de un campo de golf enorme, y del Museo o parque temático de Ferrari (Ferrari World). Es decir, bien situado pero, en fin, aquí no hay “barrio” bien ubicado porque entre unos y otros hay kilómetros y kilómetros de descampados desérticos… (y nunca mejor dicho) Por eso mismo se trata de una nación con mucho futuro… todo está aún por construir.

Nuestra habitación (por venir con familia acoplada) es como si digamos un apartamento de Aparthotel: tiene una pequeña cocina totalmente equipada (lavadora, secadora, horno, microondas, placa de vitrocerámica y todos los electrodomésticos del mundo mundial). Un salón amplio (con sofá cama para el peque), una habitación y un cuarto de baño. Dos televisiones (una para el salón y otra en la habitación)… En resumidas cuentas, todo lo necesario para vivir y para hacerlo bien porque ni tienes que hacer la cama, ni fregar, ni nada de nada.

La temperatura… eso ya es otro cantar. Digamos, para que os hagáis una ligera idea, (pero muy muy muy liviana) que es como un Valencia o Alicante a lo bestia. Alta temperatura (más, mucho más que en Levante) y con grandes dosis de humedad.

Todo es muy confuso, no sabes si las cataratas que te recorren la piel son debidas a la humedad ambiental o se trata de transpiración. Yo me inclino por la última opción. Aquí no tienen la menor utilidad ni las cejas ni las pestañas: el sudor se te mete hasta en los ojos.

Por lo que las fotos se hacen a toda velocidad: vas a un sitio, bajas del coche, posas y sales pitando de nuevo al coche. Como hayas puesto el dedo en el foco o te haya salido movida y tengas que repetir la instantánea… ¡La gibamos, tía Paca! En la próxima imagen parecerá que estés asistiendo a un concurso discotequero de camisetas mojadas.

Eso ocurre cuando la temperatura alcanza de 38 a 40 ºC, cuando sobrepasan los 45 ya, es tan tan tan ardiente que acaba hasta con la humedad. Pero, curiosamente, casi se prefiere a lo del baño turco constante ese. Y el viento, o no lo hay, o es como si te metieran en una secadora.

Lo que no me explico es como no pillamos una pulmonía o un catarro de órdago a la grande, los aires acondicionados de todos los interiores están a tal nivel que te despeinan el flequillo y, en ocasiones, hasta agradeces el salir al exterior (claro, que a los dos segundos exactamente, te arrepientes). Que para dejar de fumar todo esto está muy bien: en los interiores no te lo permiten y si buscas un exterior, después de dos caladas ya deseas tirarlo y salir pitando por patas.

Aquí lo más común es ir de visita a los Malls. Los malls son centros comerciales, sin más, pero son verdaderos parques temáticos. Es decir, te quedas ojiplática, viéndote como una paleta haciendo fotos en los malls, talmente como si te encontraras un grupo de turistas chinos reportando gráficamente cada esquina de un Carrefour.

Las tiendas son la pasada. Las mejores marcas: Dior, Gucci, Prada, Tiffany, Cartier, Louis Vuitton, Hermes, Jimmy Choo, Rip Curl, Element, Quicksilver, DG, Etnies, Diesel, DKNY… y un larguísimo etcétera. Dentro de ellos, te puedes sorprender encontrándote un pueblo entero, un parque de atracciones, una pista de hielo para patinar o incluso toda una gran estación de esquí. Y la clientela va a juego. Vamos, que cada vez que una chica de éstas (las de la capita) entra en una tienda de esas con sus amiguitas, al propietario le debe "apañar" la facturación mensual y, si me apuras, la anual también.

Lo que me encanta de este sitio es el olor. No sé explicarlo. Quizás sea la humedad, las plantas que tratan de cultivar por todas partes, no sé. Los interiores huelen también de maravilla a velas aromatizadas, a inciensos, a las shishas, que las hay por todas partes y todo el mundo las fuma con gesto de deleite... Tendré que visitar alguna perfumería en algún mall, seguro que deben ser buenos perfumeros. Trataré de impregnarme del aroma del lugar.

Curiosidades de la fauna: no he visto ni una mosca... yo creo que con la temperatura del agua del mar... ¡ni las medusas se atreven a arribar a estos lares! Pero, eso sí, las hormigas son unas yihadistas de la leche!!! La madre que las parió!!! Hecha un colador me tienen!!!.