jueves, 14 de abril de 2011

Y como soy un verdadero desastre...

VOY Y NO OS DIGO EL TÍTULO!!!!

"A LOS PAVOS NO LES GUSTAN LAS PANDERETAS" (queda dicho)

martes, 12 de abril de 2011

En lo que ando últimamente... (EN PAVOS)



Ya sé... ya sé que os tengo muy abandonados... todos los días me meto en Facebook y entre las chorradas que meto en la página del "Aceptamos marido como animal de compañía" y que, siempre, me obligo a contestar absolutamente a todo comentario que me dejais... no hay manera de hacer mucho más.

Pero, como pago de mi deuda, os voy a hacer un pequeño regalito. Voy a premiaros con la primera parte de la novela con la que estoy liada últimamente.

El título le salió a mi buen amigo Guillermo Blanes del Águila (autor de "La vida que viene") que me sugirió que siguiera la línea del primero. Ea, va por tí, maestro!!! Y, lo más curioso, es que HE SIDO CAPAZ DE ACOPLARLO AL CONTENIDO (jajaja, somos almas gemelas).

La cuarta entrega (sí, la cuarta... la primera es de los maridos, la segunda de las "amigas/enemigas" y la tercera (la de los jefes y compañeros de trabajo, que aún ando a tortas con ella... ¡¡qué maniiiiia la tengo!!) sigue el mismo protocolo que las anteriores: La carta (esta vez, no de la directora de la revista, sino de una lectora); La introducción (de Serena de Brie) y el Decálogo. Y está situada en la familia, el entorno familiar.

Espero que os guste y, por supuesto, también ansío vuestras impresiones (buenas o malas, ya sabeis que aquí no hay censura).

Un fuerte abrazo,

Miriam Lavilla
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Querida Serena:

Me considero una de sus más fieles admiradoras. Leí su primera entrega (sobre los hombres), la segunda (sobre las amigas) y la tercera (sobre los jefes y compañeros). Todas ellas de mucha utilidad, aunque no conozco varón (soy soltera y entera), no tengo amigas y, en el trabajo, están rezando constantemente porque me jubile pronto. Tengo 63 años, ya queda poco...

He vivido, en compañía de mi viuda madre, (¡Dios la tenga en su gloria!), hasta el pasado año que falleció a los 97. Soy la menor, y única hembra, de cuatro hermanos. Con el pequeño, me llevo 15 abriles.

Quiero aclarar estos puntos, por si sirvieran para comprender mi actual circunstancia.

Después de llorar mi triste pérdida, me encuentro en una extraña intersección de caminos en que no acierto a reconocer a nadie ni a comprender nada y no me queda otra que preguntarme: ¿Acabo de aterrizar de un largo viaje, procedente de Marte? ¿Son mis hermanos los que yo creo que son, o son clones que acaban de salir de la probeta? ¿Tuvimos todos los mismos padres? ¿Crecimos bajo el mismo techo? ¿Dónde está mi familia y quiénes son esa gente que ha ocupado su lugar?.

Es como si hubiera nacido ayer. Como si hubiera pasado, por la vida, como por el mundo de Wally. Empiezo a cuestionarme si lo que sucede, en realidad, es que he sido abducida por una inteligencia inferior (inferior, sí, no cabe duda), se me ha pelado un cable, me falta algún tornillo o soy tonta perdida.

Yo no guardo ninguno de los recuerdos que ellos tienen de nuestro pasado y, cuando cuento alguna anécdota, ellos arrugan su nariz, entornan los ojos y me miran, perplejos, como interrogándose dónde estaba yo, en aquel tiempo o de qué baúl me han sacado. Lo dicho: talmente como si yo estuviera hablando marciano.

Ya ni siquiera es necesario comentar ninguna experiencia anterior, apenas abro la boca para lo que sea, me llevan la contraria a gritos. Si me preocupo, soy una pelmaza insufrible. Si no lo hago, "voy a mi bola". Si encuentro que la temperatura es buena, ellos me dicen que el tiempo anda fatal. Si yo veo blanco un mueble, ellos me corrigen, alegando que es negro. Pero, claro, es que tampoco me entero de nada porque las noticias familiares me las dan a un año vista. ¿Que alguien se separa? Pues me entero cuando se vuelve a casar y me invitan a la boda. ¿Que se ha muerto algún pariente? Me doy por informada cuando correos me devuelve el christma...

Yo afirmaría que no he cambiado y que los que han variado su actitud son ellos. Pero, sinceramente, ya no sé... estoy hecha un lío... sólo sé que no sé nada.

¿Qué me está ocurriendo? Desde aquí te pido auxilio. Afectuosamente suya,



Altagracia Cornejo.
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1.- Introducción "bájate del guindo"
Estimada Altagracia y resto de lectores que se encuentren en idéntica situación.

Me apena mucho saber de tu soledad.

Pero también quisiera aprovechar la oportunidad que me brindas para darte a conocer que la soledad juega malas pasadas. Tienes mucho tiempo para pensar y dar vueltas a temas a los que, el resto de los mortales (los que tienen hipotecas que pagar, trabajos, hijos, hijos descarriados, nueras, ex-nueras, yernos, ex-yernos...) apenas dan importancia. Porque bastante tienen ellos ya como para molestarse en invertir, ni un minuto, en estupideces como los recuerdos pasados o como quedar bien, o mal, con los de confianza.

Al ser la pequeña, es perfectamente comprensible que todos se hayan esmerado en cuidarte y protegerte de todo mal. Es de todos conocido que los benjamines de cada casa se enteran los últimos de que los Reyes Magos y el ratoncito Pérez son los padres, de que el abuelo Honorio era gay, de que el tío Patxi tuvo una querida o de que proceden de una inclusa.

Esta protección se duplica siendo la única mujer.

Al fallecer tu madre, se ha quebrantado la última barrera de cristal que te mantenía en cuarentena de todo contagio con el mundo exterior. Tu torre de marfil acaba de desmoronarse y romperse en mil pedazos. ¡Bienvenida a la vida real!.

E, insisto, siendo la única niña de la familia, la cosa empeora notablemente: Para tus hermanas políticas "desapareció" la figura de la suegra, pero sigue vigente la de la cuñada.

Ahora, sólo tú tienes la decisión final: ¿Quieres enfrentarte a la cruda realidad o deseas seguir viviendo en Yupylandia?.

Por mi parte, yo te aconsejaría que empezaras a escribir una relación de cosas que hacer antes de morir. Estás en muy buena edad, no creas, aún eres joven. Esta podría ser:

1.- Perder la virginidad y adquirir experiencia;
2.- Conseguir amigas;
3.- Adoptar / apadrinar un niño, o un perro, o un gato...
4.- Pre-jubilarme o lograr entenderme con los compañeros de trabajo;
5.- Viajar, leer, escribir, aprender a tocar algún instrumento, dar clases de pintura, practicar bailes de salón, nadar, apuntarte a pilates, a yoga o pasear por el campo...
6.- ¿Por qué no? ¡Echarme un novio o casarme con algún inmigrante para que consiga el visado de residencia!.

En definitiva, BUSCAR OTROS MUCHOS PROBLEMAS QUE TE MANTENGAN OCUPADA Y DESCONECTADA DE LAS PREOCUPACIONES FAMILIARES.

Verás como, dentro de unos meses, te ríes a carcajadas de las caras de póquer de tus hermanos, te importa un bledo que tus cuñadas no te dirijan la palabra y pasas de todo bicho viviente que no seas tú misma.

Si no lograras "tachar" de tu lista ni una sola de las tareas, de momento, ve iniciándote con nuestro decálogo.

En espera de que te ayude y agradeciendo tu atención y lealtad, recibe un cordial saludo,



Serena de Brie.
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2.- Decálogo

1.-Antes de nada debes aprender el significado de la palabra "familia".

familia.
(Del lat. familĭa).
1. f. Grupo de personas, emparentadas entre sí, que viven juntas o en lugares diferentes y, especialmente, el formado por el matrimonio y los hijos. 2. f. Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un linaje. 3. f. Hijos, prole o descendencia.

Ahora viene la pregunta inicial que debes hacerte: ¿Es tu familia algo distinto a lo mencionado anteriormente?

Familia Cornejo
(Del lat. Familĭa Cornejo).
1. f. Grupo de personas guapísimas, inteligentísimas y simpatiquísimas, emparentadas entre sí, que viven juntas o en lugares diferentes (pero se mantienen unidísimas por unos lazos irrompibles de amor y respeto) y, especialmente, el formado por el matrimonio mejor avenido del mundo y los hijos divinos de la muerte. Exceptuando, eso sí, el matrimonio del primo Federico (guapo, inteligente y simpatiquísimo) que fue "cazado" por una lagartona insoportable y, por tanto, su separación era totalmente predecible y aceptada, de común acuerdo, por el resto de los componentes. 2. f. Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un linaje excelente, que es el de mis padres, que eran los dos buenísimos y adoraban a todos por igual. 3. f. Hijos, ideales, prole maravillosa o descendencia digna de los mismísimos santos o reyes.

¿Verdad que no? Pues aprende bien la primera regla: TU FAMILIA ES UNA COMO OTRA CUALQUIERA. Ni mejor, ni peor.

Está claro que el amor es "ciego" y que todo el cariño que sientes hacia tus abuelos, tíos, padres, hermanos, primos, sobrinos y/o nietos te otorga la certeza de que son los seres más extraordinarios de todo el planeta, pero no, ¡espabila!: Tus familiares, como seres humanos que son, tienen defectos y fallos como el que más y, alguna vez, o más de una, fallaron a alguien o le hicieron una guarrada de las buenas.

En definitiva, son tan merecedores de tu amor como del odio ajeno.


2.-Segunda pregunta que debes hacerte: ¿Qué sé, realmente, de mis familiares?

Siendo yo pequeña, mi mamá me parecía la persona más seria, formal, discreta y decente de la tierra. Cuando mi abuela hablaba de ella, no podía dar crédito a mis oídos. ¿Estábamos hablando de la misma mujer?. Por lo visto, se conocía Madrid, por los tejados. Era desobediente, mala, pegona, contestona y rebelde.

Su mismo padre solía echarle una maldición gitana: "¡Ojalá tengas una hija como tú, para que te enteres de lo que vale un peine!". Después, cuando el abuelito tuvo el gusto de conocerme, enseguida se compadeció de ella: "Esta sí que va a ser tu perdición".

Yo era caprichosa, egoísta, envidiosa, antojadiza, llorona, mentirosa, tramposa, vaga, malhablada y, por genes, también heredé lo de ser desobediente, mala, pegona, contestona y rebelde.

Bien, pues intentando convencer, ultimamente, a mi hijo, de que lo primero que tenía que hacer era cumplir con sus obligaciones (entre ellas, hacer la tarea) quise poner mi ejemplo, con el fin de hacerle comprender que me llevé muchos disgustos por no hacer lo que debía, cuando debía: ----¿Sabes lo que hacía mamá, a tu edad? ----le pregunté. Él me contestó: ----Seguro que tú hacías los deberes lo primero y los hacías estupendamente y sin ayuda. Y, luego, estudiabas todos los días lo que hubieras aprendido en clase.

Me quedé estupefacta. ¡¡Pobrecito mío!! ¡Bendita inocencia!.

¿Qué sabe mi hijo de las veces que yo hice la puñeta a una amiga? ¿Qué conoce sobre mi lista interminable de novios a los que fastidié hasta la saciedad? ¿Qué idea tiene a cerca de lo que yo fui, o soy? La única imagen que tiene de mi es la de la mamá amorosa que lo cuida cuando está enfermo, la que lo alimenta, la que le hace reír, la que le riñe cuando se porta mal, la que le acompaña al cole, la que viene a recogerlo a la salida. La que anda tras él, recogiendo sus trastos y ordenando todo lo que deja tirado. La que siempre se preocupa por sus fracasos y se alegra con sus éxitos.

Pero, claro, conozco a más de uno, de veinte, de cien (y de quinientos) que podrían afirmar: "Tu madre es una grandísima mala pécora".

Por consiguiente, ahí va la segunda regla: DE TU FAMILIA NO SABES ABSOLUTAMENTE NADA MÁS QUE LO QUE ELLA QUIERA QUE SEPAS.


3.-Si así fuera, de nada serviría la disertación. Es decir, NO SEAS CÁNDIDO, JAMÁS SE TE OCURRA TRATAR DE CONVENCER A NADIE DE QUE SU MADRE ES UNA BRUJA EN TODA REGLA.

Ya puedes haber contratado los servicios del mejor investigador privado que exista sobre la faz de la tierra y que él te haya traído un informe muy parecido, en volúmen, a la santa biblia, con documentación y fotografías, en el que se demuestre fehacientemente que la madre de uno ha cometido el más sangriento de los asesinatos, que su hijo se encogerá de hombros y negará que esa señora sea su mamá o, cuando ya no haya más remedio que admitirlo, dirá que "el difunto se lo tendría bien merecido porque su madre es muy justa".

Permiteme, además, que vuelva a copiar algunos párrafos de mi entrega "Y, ¿para qué quiero enemigas?":

A toda esta gente [la familia] la tendrás que conocer, asumir y aprender a soportar de mejor o peor gana. Porque, entérate de una vez: la tía Catata va a ser tu tía hasta que muera ella, o mueras tú. Y ninguna vais a cambiar de manera de ser hasta el mismo instante en que os metan en la caja de pino. Y vaya usted a saber, lo mismo le da por aparecerse por las noches para reprocharte: "Sé que fuiste tú la que rompió el jarrón de mi madre y escondió los pedazos en la coqueta".

Otro factor negativo que interviene en las relaciones familiares es la memoria histórica (o histérica). La madre de uno es la madre de uno (madre, ya se sabe, no hay más que una) pero esa misma persona es la suegra de una tercera y la cuñada de una cuarta. El recuerdo que cada uno de estos individuos guarda de la buena señora no tiene absolutamente nada que ver y cualquier parecido es mera coincidencia. Y lo que para unos fue una situación bochornosa o inenarrable para otros fue una anécdota fantástica e inolvidable y, para hacer mención de la honorable obra de Michael Ende (y terminar el pareado), el empecinarse en disputas sobre quién lleva la razón, o no, es la historia interminable.

Luego vendrán frases hechas típicas como la de: "Y las navidades, ¿qué tal?; ¿bien, o en familia?” Los pisotones o codazos bajo la mesa del salón o recriminaciones del tipo: "Pero, Paula, hija, ¿cómo se te ocurre hablar de la soga en la casa del ahorcado?" o "¿pero en qué estabas pensando para sentar juntas, a la misma mesa, a Isabelita y a la tía Fuencisla?".

Es decir, los parientes son, a ojos de cada uno, dependiendo de la perspectiva del que los mira, "lo que parecen". (¿Ein?): Sí. Nadie es lo que parece).


4.-Las reuniones familiares son una auténtica bomba de relojería. Hay gente, demasiada gente que guarda malos recuerdos, rencores y reproches de las personas sentadas a la misma mesa. Por tanto, NI SE TE OCURRA SACAR UN TEMA DE CONVERSACIÓN.

¡No! ¡Negativo!

¡Entérate!: no te estoy diciendo que no hables de política, de religión, de fútbol, o de cualquier otro asunto que pueda deribar en que cada uno tenga una opinión contraria a la de los demás. ¡¡NO!! Simplemente, limítate a seguir la corriente, como a los locos, al que lleve la voz cantante.

Si el cordero te parece que está en su punto, alguien convendrá que está pasadito, que de lechal tiene poco. Si la sopa te sabe estupenda, otro te dirá que le falta sal y otro que le sobra. Si te encanta el vino, enseguida llegará el entendido a decirte que está ajerezado.

Todo puede ser motivo de discusión.


5.-Si, a pesar de todo, tu familia, en cualquier celebración, hicieran llover los cuchillos y tenedores contra el resto de los asistentes, TÚ PRACTICA EL NIHILISMO. PÍDE LA SALSA AL QUE NO TENGA LAS MANOS OCUPADAS EN TRATAR DE ESTRANGULAR A ALGUIEN.

¿Que la abuela fuma? ¡Pero si tú ya lo sabías! Lo que pasaba es que, la condenada, se escondía en el cuarto de baño.

¿Que el tito Alfonso está liado con la asistenta? ¡Es que no sabes cómo está el servicio!. Es mejor tenerlas contentas, que si no se largan. Que la chica vale un montón, que ojo como plancha las camisas y deja la vitrocerámica hecha un primor.

¿Qué tus primas han vendido el piso con la tía Berta dentro?. ¡Qué detalle!. ¡Así la mujer estará acompañada!. Lo peor sería que la mandaran al asilo.


6.-Regla de oro: EL MEJOR PARIENTE ES EL MUERTO.

Tu tía-abuela Petra, cuando enviudó, recibió de su marido, en usufructo, unas seis hectáreas de finca edificable en Alcaudete de la Jara que, a su vez, él heredó de su abuelo (quede claro que ella no podía beneficiarse de una herencia del cónyuge, aún estando en régimen de bienes gananciales).

Un buen día, sin contar con los herederos directos de tal propiedad (es decir: tú, tus hermanos y tus primos) la buena señora vendió la finca a un adinerado constructor.

Cuando la "tita-yaya" (así la llamábais, cariñosamente) la espichó, la mar de contenta (todo hay que decirlo) y os poneis a revisar papeles, os encontrais con la finca vendida y con que el dinero "voló" en los casinos de toda la provincia de Toledo.

En el momento de su entierro, con el cuerpo presente, el cura, visiblemente emocionado, dice: "Petra fue una gran mujer. Abnegada esposa y sacrificada madre que todo lo dio, por amor al prójimo, hasta el último de sus días".

Yo sé que tal afirmación puede llevar a confusiones y que lo que a ti te apetece, más que nada en ese instante, es golpear la espalda de tu hermano y ordenarle en un murmullo: "¡Felisín, corre y asómate dentro de la caja, a ver si es la tita yaya la que está dentro! ". Pero lo que te aconsejo es que des una buena bocanada de aire y mantengas el tipo. No es elegante montar el numerito en un entierro.

Lo que sí te va a hacer sonreír, durante el resto de la ceremonia, es pensar que la muy zorra se está pudriendo, tiesa como un palo y que, en un muy breve espacio de tiempo, se la van a empezar a zampar los gusanos.


7.-CONVIENE TENER, SIEMPRE, MUY PRESENTE EN QUÉ EQUIPO JUEGAS.

A ver, esto de las familias es como "la cosa nostra". Como dejes de pertenecer a esa sociedad secreta, corres el riesgo de perder el pellejo.

Felisín (tu hermano, ya sabes) se casó hace veinte años con una chica estupenda, con la que tuvo dos hijos.

Justo, en la crisis de los cuarenta, le dio al muchacho, por irse de juerga todos los fines de semana y, o volvía a las tantas de la mañana (borracho perdido y con marcas de carmín en el cuello de la camisa) o no volvía hasta el lunes.

Tuvo varias queridas por aquel entonces. Se gastaba el dinero con ellas, se iba de puentes, les compraba ropa, joyas, pisos... (y el cole y las clases de inglés, sin pagar). En fin, que tu cuñada se hartó y le plantó las maletas en la puerta.

Tus dos sobrinos están muy dolidos con su madre porque fue ella la que solicitó la separación. ¡Pobrecito papá! ¿Dónde va a vivir él, ahora?.

Supongo que, si eres una mujer como Dios manda, te darán ganas de abofetear a tu hermano (y aprovechar el impulso para acabar el pescozón en los jetos de tus sobrinos). Pero, ¿qué vas a conseguir con ello?.

Dirígete al libro de familia. En alguna página aparecerán sus datos y los tuyos en otra. Que te quede claro a quien vas a tener que soportar durante el resto de tu vida.

Por tanto, juegas en el equipo de tu hermano, sí o sí.

Aunque se trate del mismísimo Satanás, traga saliva y repite: "Sí, ¡pobrecito papá!. Ahora nos necesita más que nunca".


8.- LOS PADRES EDUCAN A LOS HIJOS HASTA QUE A LOS HIJOS LES LLEGA LA HORA DE EDUCAR A LOS PADRES.

La gente mayor ha perdido el miedo y la vergüenza. Le queda poco "en el convento" así que ocurre lo impredecible y más temido: dicen lo que piensan y se quedan más anchos que panchos.

Así que, en el caso del funeral de la tita yaya, puede darse la violenta situación en que tu madre se levante del banco y grite: ¡¡Pero, ¿qué dice usté, padre?!! ¡¡¡Esa señora fue una hija de la gran puta!!!

Todo el mundo se girará para mirarla, con asombro y, después, te observarán a ti, con cara de circunstancias y preguntándose cómo no has tenido la precaución de atarla en corto y llevarla amordazada.

También ocurre que las rarezas se "acentúan". Tu madre siempre criticó el comportamiento de tu padre, haciéndose la víctima. "Que si es un burro, que no veas como me contesta, que si tal o cual"... Bien, pues llegará ese día en que te sorprenda muchísimo que tu padre no se haya cargado ya a tu madre, o viceversa.

Es ese duro trago en que reconoces la verdadera personalidad de los dos, asientes con tristeza y te dices: "¡Ah!..., vale. Ya entiendo todo."


9.-"Todos sois hijos míos y os quiero, a todos, lo mismo". Esta es una frase muy manida en las familias universales. Quien dice "hijos", dice "sobrinos", "nietos", "tíos", "primos", o cualquier otro parentesco sustitutivo.

Bueno, pues deja ya de creertela porque es la mayor mentira del mundo. Hay que sustituirla, en la traducción simultánea, por: TODOS SOIS IGUALES, PERO NO TODOS SOIS LO MISMO.

El que mejor se lo haya montado en los anteriores puntos:

1.-Aceptar y asumir su familia con sus defectos y virtudes, sin idealizarla y sin tratar de cambiarla;
2.-Conseguir que la familia sepa de él sólo lo que él haya querido que se conozca;
3.-Pelotear a la madre de todos;
4.-Seguir la corriente a la peña en las conversaciones / criticas / cuchicheos;
5.-Ser el mejor nihilista en las reuniones familiares;
6.-Venerar la memoria del difunto;
7.-Tener presente, siempre, en qué equipo se juega;
8.-Mantener "a raya" y con la boquita cerrada a los papás,...

Ese..., es el que se lleva el premio al pariente más querido por todos.

El que gozará de todas las simpatías, disfrutará de todas las invitaciones, se llevará los mejores regalos, la mayor parte de las herencias, etc... etc... etc...

10.-Ahora viene una buena: la familia está creada, a su vez, por varias subfamilias. Todos pueden ser descendientes de las mismas personas pero esto no es óbice para que exista "competividad" entre ellas.

NO SE TE OCURRA ENNUMERAR LAS BONDADES DE OTRO NÚCLEO FAMILIAR AL 'ENEMIGO'.

Si vas a comer a casa de Lorenzo, no te pongas a narrar lo listísimos que son los hijos de vuestro hermano común Felisín, porque le vas a tocar las narices soberanamente. Y si no a él, a tu cuñada Jacinta que aún anda recordando el último "cate" de "mates" de una de sus hijas.

¿Estás tonta o qué? Donde fueres, siempre están los niños más guapos, más listos, más buenos. La mujer más limpia y el hombre más trabajador y honrado.

Ya sé que se trata simplemente de halagos y que tú te preguntarás ¿a quién puede molestar que yo cuente cosas maravillosas sobre la gente a la que aprecio?. Pues mira, yo te lo voy a explicar con un ejemplo muy gráfico: ¿A quién no le gusta escuchar villancicos en navidad?: A los pavos.

A los pavos no les gustan las panderetas.

Tampoco se te ocurra ponerte a criticar. Nada..., tú muy discreta a la par que elegante, como si el resto de la humanidad no existiera.

Recuerda siempre que el sabio no dice todo lo que sabe y el necio no sabe lo que dice.

Y, en la entrada, al coger del perchero tu abrigo, retoma tu vida y entona en tu interior: "¡Ea!, cada mochuelo a su olivo. Cada uno en su casa, y Dios en la de todos".
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(Derechos registrados - Miriam Lavilla)